Conflicto laboral: tipos, ejemplos y gestión
Los conflictos laborales están presentes en el día a día de cualquier trabajador/a y es algo completamente natural. Si tenemos en cuenta que habitualmente el año tiene 365 días y que, con suerte, tienes aproximadamente veintidós días de vacaciones, y libras los fines de semana, nos deja un total de 239 días laborables. Sí: son muchos más de los que pasas con tus amigos y familia. ¡Cómo no va a ser habitual que existan situaciones que promuevan enfrentamientos entre compañeros/as de trabajo!
Lo importante es que las empresas como la tuya cuenten con protocolos de resolución de los conflictos laborales que logren atajar este tipo de incidencias, especialmente las más graves relacionadas con los principales factores de los riesgos psicosociales. Si te interesa este tema, ¡sigue leyendo!
¿Qué se considera un conflicto laboral?
Un conflicto laboral es un desacuerdo o discusión que sucede entre dos o más personas que desempeñan un trabajo dentro de la misma organización. Este tipo de disputas suelen afectar de manera directa a los resultados y se dan dentro del entorno laboral.
Los expertos en la materia coinciden en varios puntos en lo que respecta a los conflictos laborales. Por un lado, son muy habituales y difícilmente pueden evitarse. En líneas generales, el hecho de que aparezcan conflictos entre profesionales es positivo, puesto que demuestra su implicación en las labores (y, por tanto, en la dimensión de sus respuestas). En segundo lugar, muchos de los conflictos laborales son beneficiosos, puesto que suelen surgir como punto previo a la mejora de algún proceso.
En último lugar, y en contraposición a los dos puntos anteriores, los conflictos laborales pueden ser en algunos casos perjudiciales en función del origen del problema y las herramientas que se pongan en práctica para atajarlo. En este sentido, las empresas juegan un papel fundamental a la hora de liderar y gestionar el conflicto de la manera correcta.
Tipos de conflicto laboral
Las entidades gubernamentales competentes como el Ministerio de Sanidad o el Ministerio de Trabajo, no realizan una categorización concreta sobre los tipos de conflicto laboral existentes. Sin embargo, los departamentos de recursos humanos de numerosas empresas ya han trabajado en unas tipologías concretas para elaborar protocolos de resolución eficientes.
Conflictos laborales según su tipología
Para poder lograr un abordaje adecuado, es importante definir en dos grupos principales los conflictos laborales:
- Conflictos productivos, haciendo referencia a aquellos que pueden derivar en una situación positiva una vez resueltos. Un ejemplo práctico sería que dos personas de un mismo departamento no se pongan de acuerdo a la hora de llevar a cabo un proceso.
- Conflictos improductivos, aquellos que afectan de manera negativa a la empresa, al desviarla por completo de los objetivos estratégicos. Ejemplo de ello podría ser dos equipos de trabajo que se niegan a realizar su tarea por motivos relacionados con el orgullo, o por sencilla disconformidad.
Una vez contamos con una correcta categorización del origen del problema, podemos diferenciar los conflictos laborales en diferentes tipologías en función de las personas implicadas en los mismos:
Conflictos laborales intrapersonales
Son aquellas situaciones de conflicto que se originan cuando la persona trabajadora no está de acuerdo o en conformidad con las tareas o labores que se le han asignado.
Conflictos laborales interpersonales
Hacen referencia a aquellos roces que pueden surgir entre trabajadores/as en la misma organización. Un ejemplo práctico podría ser cuando las opiniones de las personas implicadas presentan discrepancias.
Conflictos laborales intragrupales
Este tipo de enfrentamientos son los que se producen cuando varios miembros del equipo no están de acuerdo en un punto del proyecto en el que están implicados. Esto puede ser diferencias en cuanto al modo de abordar una problemática, o una estrategia, por ejemplo.
Conflictos laborales intergrupales
Las discusiones en este sentido no suceden entre miembros del mismo equipo como describíamos en el punto anterior, sino que sucede entre personas que pertenecen a diferentes equipos.
Conflictos laborales: ejemplos reales
Si has tenido la suerte de no haber experimentado nunca un conflicto laboral en primera persona, quizás agradezcas algunos ejemplos que te ayuden a visualizarlo. Desafortunadamente, es probable que este tipo de problemáticas te resulten familiares. A continuación, listamos algunas de las más frecuentes:
Falta de colaboración en los equipos
Esta situación suele presentarse cuando el trabajo en equipo en un proyecto presenta dificultades porque uno o más miembros del departamento no logran distribuir las tareas de manera equitativa y llegar a acuerdos que permitan trabajar de manera eficiente.
Comunicación deficiente
Puede ocurrir entre compañeros/a en un primer nivel o entre los/as líderes del proyecto. Esta problemática es una de las más comunes y el resultado es el impedimento para que las tareas se desarrollen de manera adecuada causando, principalmente, emociones negativas como es la frustración o la insatisfacción.
Dificultades en las relaciones interpersonales
Suceden cuando una o varias personas incomodan al resto del equipo a través de conductas no apropiadas en el entorno laboral. Ejemplo de ello es el inicio de rumores, promover los malentendidos o hacer bromas pesadas que pueden alterar la armonía en el día a día.
Liderazgo ineficaz
Este conflicto laboral surge cuando las personas en roles de mayor jerarquía y responsabilidad en la empresa no logran obtener resultados positivos ni generar empatía con los miembros de su equipo. Entre los puntos más comunes está la actitud de dicho/a líder, que puede tener un exceso de conducta autoritaria, despótica o sencillamente desorganizada.
Competitividad excesiva
La competitividad en sí misma es positiva. Sin embargo, como todo, en exceso puede generar tensiones y rivalidades entre los/as profesionales que deterioran el ambiente laboral.
Acoso laboral
El acoso laboral surge cuando un/a trabajador/a genera inseguridades, miedos y desmotivación entre sus compañeros/as o subordinados/as. Este tipo de conflictos laborales derivan en un mal desempeño de sus funciones y, habitualmente, los/as lleva a renunciar a su puesto de trabajo.
Desigualdad de género y/o discriminación racial
Este tipo de problemáticas suceden cuando a un/a trabajador/a encuentra unas condiciones salariales más pobres, roles desventajosos, burlas o comparaciones por su género o etnia. O, por ejemplo, cuando no se respeta la legislación relacionada con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Protocolos de actuación frente a conflictos laborales
Si tras leer este artículo ya has identificado uno o varios conflictos laborales, ha llegado el momento de actuar. Para ello, existen servicios de ergonomía y psicosociología laboral cuyos objetivos consisten en prevenir y dar solución a los problemas de salud de los/as profesionales y mejorar las condiciones en las que se encuentran.
Veamos los pasos esenciales a seguir para abordar estos problemas del modo más eficiente posible:
- Identifica el origen del conflicto. ¡Y hazlo cuanto antes! El tiempo corre en tu contra, y es importante que se ataje lo más pronto posible para que no se enquiste entre las personas implicadas. Localiza los motivos que han generado el problema y a los/as profesionales que forman parte del mismo.
- Estudia la situación a fondo. O lo que es lo mismo, no te quedes con una sola versión de la discusión. Valora los diferentes puntos de vista y empatiza con todas las partes.
- Define un objetivo a conseguir y reúne a las partes implicadas para hacer que formen parte del proceso para llegar hasta el mismo. Para ello es imposible que se genere un ambiente proactivo y donde impere la asertividad: de esta manera se encontrará en equipo la mejor solución posible.
En cualquier caso, no hay mejor remedio que prevenir el problema. Cuando detectes posibles discrepancias, aunque sea en un plano muy inicial, es importante que se pongan en marcha técnicas preventivas que consigan que estas situaciones desafortunadas no lleguen a materializarse.
Esperamos que este artículo te haya resultado útil. Recuerda que si necesitas ayuda para abordar este tipo de problemas (y muchos otros) puedes contactar con el equipo de CESA Prevención cuando y como quieras.
¡Nos leemos en el próximo artículo!